martes, 19 de mayo de 2015

Retos_ Comunicación Digital

1. Futuro de las notas de prensa:


En el mundo digital actual, el uso de las notas de prensa está en declive. Cada vez más, el sentimiento frente a éstas es negativo; sobretodo para los periodistas, quienes son asediados por diferentes relacionistas públicos minuto a minuto. Y es que, en realidad, éstas no generan mayor valor al usuario. Por esta razón es que, las notas de prensa, tal y como las conocemos, dejarán de existir en un futuro no tan lejano. La tendencia ha virado hacia la producción de contenidos con real interés para el usuario y no sólo repositorios de información tediosa o marketera. 


2. Content matters   


Los contenidos son clave, ya que los buscadores, sobretodo en Google, dan mayor importancia al tráfico orgánico. Éste se genera gracias a la calidad de los contenidos que se publican. Es por esta razón que, todas las cuentas deben alimentarse entre sí para generar una imagen holística que integre a todos los contenidos y, finalmente, ayuden al posicionamiento de una misma marca. El alcance en facebook también se beneficia de los contenidos, mientras más atractivo sea para el usuario, mejor será percibido por el buscador. Incluso el contenido orgánico tiene más peso que el pagado, ya que la opinión y recomendación que puede generar una persona, un fan, es más fuerte que cualquier publicidad. 


viernes, 15 de mayo de 2015

Cine

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Si te dibujo sin rostro...



Ella sentada en un rincón, esperando. Él en una esquina, echado con la mirada fija. Ella no lo sabe, él tampoco. Ambos se encontrarán en aproximadamente dos minutos, ella lo mirará con toda el alma y él con todo el corazón; un corazón de chico, imperante y nervioso… Ella no lo sabe aún pero le amará toda la vida, los diecisiete años que le quedan. Él aunque lo sospecha, teme que nunca en su vida, sesenta y dos años, encuentre a alguien como ella. Ella, linda, tímida y valiente. Él, seguro y preocupado, ansioso. Ambos juntos: perfectos, con peculiaridades tan extrañas que se hacen exquisitas. En esa mirada se contaron una vida, hallaron los planos de un ladrón de banco…  Tomaron la llave y le hicieron copia, encima les quedó tiempo para ir a un café a planear el resto, en ese momento lo supieron: La vida no sería igual, no sería perfecta pero tampoco importaba. 

 

Esa mirada también les enseñó que no siempre las cosas pasan porque pasan, a veces es el destino, que aunque escondido, sabe todo y espera. Espera a que dos extraños totalmente inadvertidos, encantados de una vida que recién empiezan, se crucen y hablen. Pero espera, no interviene. ¿Será que esa mirada y ese deseo puedan más que la prudencia y el miedo? El miedo a equivocarse intentando… a quedar mal parado.

Ella seria, lo invita con sus ojos.  Le pide que actúe. Él sonríe, la mira y hace absolutamente nada. Los dos esperan, el destino también… Nada, no pasa nada. Ella siente que su corazón está a punto de salir de su pecho y, con tristeza, sabe que nunca más regresará. Él, con esperanza, sabe que volverá, algún día… él verá la forma de hacerlo. El destino solloza, sabe que no lo harán, que ese momento quedará, sí en sus mentes, en sus sueños, pero que tristemente no volverá. El destino sabe más.

martes, 10 de julio de 2012

Desde mi ventana



Me desperté en la mañana, era un domingo como cualquier otro.

Aún estaba recostada, el reloj marcaba las siete como todos los domingos. Siguió la rutina: desayuno en mi habitación, jugo de naranja, tostadas, todo parecía seguir su curso. De pronto, algo pasó.

Sentí que me elevaba lentamente. No lo planeé, simplemente pasó. Me sentí como una pluma y de repente, me vi. No estaba soñando, como no lo estoy haciendo ahora. Era yo en realidad.
Estaba tendida sobre mi cama y sentía la fría brisa de la mañana en mi rostro, pero no en el que estaba consciente;  en mi otro yo, el que estaba tendido en la cama .Mi cabello rozaba mi nariz pero cuando quise apartarlo, no pude. No podía moverme.

El yo de arriba si podía moverse, hacía las mímicas de las acciones pero no se ejecutaban abajo. 
                     Quedaban en mi  mente. Estaba observándome tan tranquilamente, el fino silencio ayudaba.
Parecía dormida. Ya no soportaba el cabello sobre mi rostro,
me sentía ajena a mí misma.
De pronto, respiré profundamente y vi cómo el yo recostado también lo hacía una y otra vez.
Entonces quise abrir los ojos para despertar de ese estado, caer, volver en mí, lo que sea.
Pero ese mismo estado era tan complaciente, que no me atreví.
Quise saber cuánto duraría.


Desde donde me hallaba, casi a tres metros de mi cuerpo,
contemplaba el exterior desde mi ventana.
Vi a las personas que días antes me saludaban con una cordialidad un tanto fingida y yo
respondía de la misma manera.
Fue muy surreal, vivir eso que no debería; tal vez por eso quería continuar, seguir
en ese extraño mundo.


De pronto sentí una fragancia, un olor conocido.
El grass recién cortado, y como si alguien hubiera escuchado lo que estaba pensando,
se abrieron las ventanas de par en par y sentí la intensidad de ese olor.
Tan profundamente que mi cuerpo parecía disfrutar ese momento,
la combinación de la brisa, el grass, me cegaron más y más,
fue insuperable.
Al punto en que quise quedarme ahí para siempre. Conservando lo que tenía en ese instante,
lo tenía todo; todo lo que importaba, yo y esa mágica tranquilidad.
Era lo que había soñado, nada de preocupaciones en el lugar perfecto.
Podía oler el grass sin que importara de dónde viniese.
Me veía dormir plácidamente, aunque tenía frío.


Luego hice un gesto y volteé sin querer a mi derecha y vi un alfiler de costado, 
incrustado en la almohada.
Tuve miedo, el temor me invadió y ya no importaba la paz. Fue como si podía predecir lo que iba  a pasar
y me asustaba, sentí que me lastimaría, y no sabía cómo evitarlo.
No estaba en control de mi cuerpo, ahora sí tenía que salir de ese trance.
Aunque sólo sea un alfiler... algo iba a pasar.
¿Pero cómo habría llegado ese alfiler ahí? tan cerca de mi cuello.


La sensación se hacía más fuerte, no el miedo sino la somnolencia, el confort;
y ya no sabía si quería hacer algo al respecto. Porque en esa realidad estaba tan a gusto,
sumergida en esa atmósfera, que no quería hacer nada para interrumpirla.
Tenía más miedo de no regresar, de olvidar lo que se sentía.


Faltaba más tiempo, pero eso era precisamente lo mejor: No había tiempo.
No importaba. Si era real, no lo sé.
Vi mi cuello voltearse  hacia el alfiler, acercándose cada vez más.
Y luego, ya no sentí más.
Ya no pude, era muy tarde.


La sensación que me hacía perder todos los sentidos; en realidad,
sólo los disipaba, los hacía lejanos, se había ido.
Podía haber estado ciega, sorda, muda, podía no sentir el más mínimo tacto,
pero ese olor seguía, perduraba. 
Y quedé sedada por éste.Y sólo era grass.